lunes, 2 de noviembre de 2009

Briel y yo.


El día que compré a Briel fue un flechazo. Recién estrenada mi condición de “mujer adinerada” fui de paseo al puerto deportivo y me lo encontré allí. Briel. Era muy moderno pero tenía un toque retro que le diferenciaba del resto. Pinceladas de madera aquí y allá, clásico en sus formas, acogedor. Y en la proa, un Neptuno con un tridente, a la antigua, severo y bravucón.
“Este es mi barco” Y Briel se meneó desde su embarque, como si pudiera escucharme. Yo sonreí y pensé estar loca. Hice un curso para saber manejar barcos de pequeña envergadura, un mes. A los tres meses, ya estaba lista. Podía llevarlo yo sola.

Briel y yo llevamos dos meses en alta mar. Calculo estar en aguas del Pacífico sur, por el tiempo y las estrellas. Aquí el agua no es azul, es verde. No tengo hambre. Cuando se acabó la comida, Briel me lleva a bancos de atunes y peces espada. Sabe cuánto me gustan. Y cuando tengo sed navega derechito hacia las nubes y recoge el agua para mí. "Bebe" Me susurra.
Al principio me entró un poco el pánico. No podía llegar a la costa, aunque la viese. El barco no me obedecía, hacía lo que quería. La brújula dejó de funcionar, y la radio también. Cuando pasábamos delante de otras embarcaciones, nos envolvía la niebla haciéndonos invisibles. He intentado tirarme al mar, para acabar con mi vida. Pero Briel no me deja, de repente tira uno de los chalecos salvavidas, una cuerda y me obliga a subir con el viento y la marea. La única vez que pude pisar tierra firme era una pequeña isla y me enfadé mucho… le dije “No!! Briel!! No era esta tierra firme la que quiero pisar!! Es que no lo entiendes???”
Y despareció unos días. El pánico fue a más. Me imaginaba como Tom Hanks hablando con una pelota. Pero volvió a por mí. Con las velas abiertas de par en par y yo subí.
Briel me ha secuestrado. Cada vez lo veo más claro. Y es que el flechazo fue mutuo. A mí… me está gustando... Cada vez estoy más cómoda y no deja de colmarme con atenciones. Pero a veces pienso… quién eligió a quién? Y otras pienso si acaso eso importa. No sé cuánto tiempo estaré aquí. Intentaré plasmarlo en este pequeño cuaderno para no perder la cabeza.

Tengo que dejar de escribir…
oigo la madera crujir….
Y…

7 comentarios:

Rocío. dijo...

Si yo fuera rico.... dubi dubi dubi dubi dubi dubi du bi da.
Me perdía con Briel a posta.

Silderia dijo...

Bonito cuento, espero que Briel te haya dejado volver cuerda, aunque eso es difícil.

seykozz dijo...

Briel? suena a chico frances con el pelo largo que lleva sin ducharse 4 dias pero considera que el lo normal. jajaja

Esperooo que vaayaa toooddooo bieeennn (desde la popa)

dubi dubi dubiii dubidaaaaaaaaaa

besosssssssssss

Dara dijo...

¡Ala! Me recuerda a Cascarita, la cáscara de nuez barquito amiga mía. Solo que ella me lleva a jugar con delfines.


miau
sonrisa
para ti

Alhy dijo...

Como navegante inconscientemente voluntaria en muchos brieles a lo largo de mi vida, no puedo menos que identificarme dolorosamente con tu historia. Aunque ahora ya no, ahora los secuestros cada vez son mas cortos y he aprendido a tomar el mando y decidir cuánto tiempo quiero navegar y dónde.

Que metáfora tan bonita, Ro :)

¿Cómo han ido estas dos weeks? Las mias un asquito, por eso no he actualizado.
Pero tambien me ha ocurrido algo interesante que queria compartir contigo: alguien quiere rodar un corto basado en una short story mia. ¿No es flipante?

No se porqué te ocurre eso con châtaignes, porque te aseguro que no tengo publicidad en ninguno de mis blogs. ¿Será que tu navegador lo considera elemento inseguro mi blog? ¿me habrá confundido con alguna pagina ponno? Esa idea resulta inquietante :S

Kisses navegantes ***

Dr.Mikel dijo...

Nada mujer, ancho mar y a toda vela que una vez se vive.

n.d dijo...

disculpa .. bonito cuadro, me gustaria saber quien lo pinto, saludos !