
No te quedes inmóvil al borde del camino
no congeles el júbilo no quieras con desgana
no te salves ahora ni nunca no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo pero si pese a todo no puedes evitarlo y congelas el júbilo y quieres con desgana y te salvas ahora y te llenas de calma y reservas del mundo sólo un rincón tranquilo y dejas caer los párpados pesados como juicios
y te secas sin labios y te duermes sin sueño y te piensas sin sangre y te juzgas sin tiempo y te quedas inmóvil al borde del camino y te salvas
entonces no te quedes conmigo.
Mario Benedetti.
3 comentarios:
Jop, que bajón, Ro. La semana pasada se fueron dos de mis favoritos. Primero Antonio, ahora Mario. Parece una broma macabra, pero las cosas no pueden pasar por casualidad...
No se tú, pero yo me siento un poco más huérfana...
Un abrazo osuno ***
TÚ me descubriste a Benedetti maga... y desde entonces no paré de buscarle.
Gracias.
Y sobre Antonio... uff... tanta sensibilidad junta. Qué grandes. Ambos dos.
"[...]
Te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía.
Pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono.
Estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos.
Estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra.
Estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen.
Y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote."
Kisses en espiral, sol
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