miércoles, 18 de marzo de 2009


Y volvió.

Soltó la maleta en la arena, hasta donde pudo arrastrarla, algunos bañistas rezagados la miraban con extrañeza , se descalzó y se acercó a la orilla….. shhsss shssss shssss….. el sonido de las olitas rompiendo, tranquilas, a sus pies…. La sensación de estar mojada. El tacto de la arena en sus pies...
El olor. El fresco del anochecer. La luna asomaba tímidamente a su izquierda y el sol le sonreía en el horizonte, despidiéndose de ella.
Siguió entrando en el agua. Sintiendo en cada centímetro de su piel cómo el agua iba empapándole la ropa… la piel…. El olor. El olor del mar. Le faltaban pulmones en aquel momento para captar todo el olor que quería sentir… Aspiraba con fuerza, con los ojos cerrados, para poder oler mejor. Recordarlo.
De repente, un brote de llanto acudió a sus ojos. El aire la abrazó profundamente, y ella metió su cabeza en el agua…sintiendo en su nuca esas cosquillas que sólo él sabía dar… “Bienvenida a casa.” Le dijo el mar. Y ella le respondió con lágrimas en los ojos “Cómo te echado de menos este tiempo….”
Hay veces que el paisaje no se ve. Se siente.
"No podría vivir en una ciudad sin mar". Dijo la Sirenita.

3 comentarios:

sangreybesos dijo...

¡Deberías ponerle a tus historias un acompañamiento musical!

Dara dijo...

Se siente muy, muy dentro. Y si no lo tienes, duele.



miau, bonita.

Silderia dijo...

Estoy con sangreybesos, un hilo musical daría aún más emoción a esto.